Todo el mundo sabe que debe invertir dinero, pero a la hora de la verdad la mayor parte de la gente no lo hace por falta de conocimientos, tiempo o el propio dinero. Lo cierto es que ya no vale ninguna de estas excusas, porque con la gestión pasiva todo el mundo puede empezar a rentabilizar sus ahorros, por muy bajos que estos sean.
En este artículo te contaré en qué consiste la inversión en gestión pasiva, en qué se diferencia de la gestión activa y por supuesto, como llevarla a cabo.
Contenido del artículo
Qué es la gestión pasiva
La gestión pasiva es una estrategia de inversión pasiva que se basa en llevar a cabo una serie de inversiones en las que no hay nadie gestionando el capital de forma activa. Una de las formas más frecuentes de invertir con esta estrategia son los fondos indexados, con los que te te puedes crear una cartera pasiva de fondos.
Estos activos te permiten indexarte a un índice y replicarlo (fondos de gestión pasiva), de modo que obtienes la misma rentabilidad que obtenga el índice. Así, no debes preocuparte de comprar o vender posiciones, solo de esperar a que tus participaciones se revaloricen.
Diferencias entre gestión pasiva y activa
Aunque esto te parezca bastante complicado, déjame decirte que es mucho más fácil de lo que parece. Pero para entender en qué consiste la gestión pasiva, es importante que sepas qué es la gestión activa.
En la gestión activa, hay un gestor que se encarga de hacer análisis de mercado, investigaciones y valoraciones de empresas para seleccionar una serie de activos que encajen con las políticas del fondo o de la cartera que contrates. Todo ello, con el fin de superar la rentabilidad del propio mercado.
Por otro lado, en la gestión pasiva no se busca superar la rentabilidad del mercado, sino obtener justo la misma rentabilidad que este. Por ello, la figura el gestor desparece o, en algunos casos, es residual.
Por qué es mejor la gestión pasiva
Ahora es probable que te estés preguntando qué tipo de inversión es mejor, ¿cierto? Aunque es complicado dar una respuesta tajante, pues no todo el mundo es igual, creo que la gestión pasiva es mejor que la activa por los siguientes motivos:
- No dependes de tu talento como inversor o del talento y buena racha del gestor que contrates.
- Las comisiones por operación se reducen drásticamente porque a penas habrá movimientos en la cartera.
- Tienes que dedicar mucho menos tiempo a revisar y actualizar tu cartera, por lo que puedes disfrutar de ese tiempo para otras actividades.
- Permite una diversificación muy grande a bajo coste. Por ejemplo, al invertir en un ETF del S&P 500 estarás invirtiendo en 500 empresas a la vez.
- Al invertir en fondos cotizados o en ETFs podrás aprovechar las economías de escala para hacer rotaciones y movimientos en la cartera a un coste mucho menor.
- Es la forma más cómoda y sencilla de comenzar a ahorrar dinero de cara a tu futuro.
Ojo, si eres un inversor particular capaz de obtener unos resultados en Bolsa superiores a los que obtendrías con la gestión pasiva, puede que te interese llevar a cabo una estrategia mixta y dedicar parte de tus ahorros a comprar acciones de bolsa, el mundo de la inversión no es blanco o negro.
Inversión pasiva: ¿Cómo hacerlo?
A diferencia de lo que mucha gente piensa, la gestión pasiva no solo consiste en invertir en fondos indexados o ETFs (fondos indexados cotizados en Bolsa), sino que va mucho más allá.
Lo primero que debes entender es que en una cartera de gestión pasiva hay cabida para una gran variedad de inversiones. Así, puedes tener activos de renta variable como un ETF del MSCI World Index, y activos de renta fija, como un ETF de los bonos de los gobiernos europeos.
Mucha gente decide hacer su propia cartera de gestión pasiva seleccionando una serie de fondos y ETFs que encajan con sus expectativas de rentabilidad y su nivel de riesgo. Pero desde hace unos años, han surgido en el mercado muchas empresas Fintech dedicadas a crear y gestionar carteras pasivas de forma autónoma.
Para ello, han creado lo que se conoce como robo advisor, también conocidos como gestores automatizados porque gestionan tu capital mediante algoritmos y te asesoran para inversiones futuras.
Estos robots crean carteras de inversión pasiva adaptadas a tu perfil de inversor según tu edad, ingresos, personalidad y preferencias, y hacen los ajustes necesarios para maximizar los beneficios sin que tú tengas que preocuparte siquiera de mirar el mercado. Estos robo asesores invierten en fondos indexados como los fondos Vanguard u otras reconocidas gestoras.
Y sí, sé lo que estás pensando: “Un gestor también se encarga de todo esto”. Y tienes razón, pero lo importante aquí son los resultados y los costes. Los robo advisors han demostrado a lo largo de su historia que pueden conseguir rentabilidades muy parecidas (y en muchos casos superiores) a las de muchos gestores de carne y hueso.
Además, los costes de contratar un gestor a lo largo del tiempo suponen renunciar a una parte muy importante de la rentabilidad obtenida a lo largo de tantos años de inversión. Sin embargo, las comisiones de los robo advisors rara vez superan el 1 %, siendo la mayoría de veces incluso la mitad.
Por lo tanto, si lo que buscas es hacer crecer tus ahorros sin necesidad de machacarte la cabeza delante de la pantalla analizando gráficos y cuentas de resultados, lo mejor que puedes hacer es optar por la gestión pasiva a manos de un robo advisor.